¡¡Olé las choqueras guapas!! dijo alguien en la sala mientras Rocío se acercaba al escenario con sus acompañantes.
Jaleos parecidos se escucharon durante toda su actuación. Y es que la joven ganadora de la Lámpara Minera de 2.008 desplegaba flamencura hasta en los andares.
Dinamismo, originalidad, frescura, juventud, belleza y sobre todo cante del bueno es lo que Rocío dejó flotando en la sala tras su actuación.
No tardó mucho en librarse de las ataduras a la clásica silla, moviéndose, ante los aficionados que la escuchábamos, como pez en el agua. Se la veía a gusto, disfrutando y haciéndonos disfrutar.
Dio la duración adecuada a sus cantes: ni demasiado cortos ni tan largos como aquellos que dicen "Vamos a cantar un poquito por tangos...", por ejemplo, y después de un buen rato escuchando entran ganas de llamar a casa para decir que no te esperen a cenar.
Cantes y letras escogidos con gusto:
-Estilos de Málaga recordando a Chacón, Juan Breva y Frasquito Yerbabuena.
-Una canción de Vallejo, cantada por bulerías y dedicada (¡qué detalle!) a nuestra admirada Raquel Cantero, presente en la sala.
-Soleares templadas, sin prisas y respetando el compás.
-Tangos granadinos y de Patora con una pincelada final de extremeños.
-Magnifico pregón caracolero.
-Aires de Levante con una taranta clásica con aires de murciana en algunos tercios.
-Cantiñas gaditanas de la Niña de los Peines y de La Juanaca.
-Y, ¡cómo no!, fandangos de su tierra con letras alusivas a Juana María, Paco Toronjo y Juan Díaz, cantados con brío, temple y mando.
-Terminando con una bulerías frescas, alegres, modernas y permitiéndose el lujo de ilustrarnos con unas pataitas muy bien marcadas y del gusto de la concurrencia.
Y sobre todo cantó con estilo y personalidad propia. Temples originales y poco escuchados. Voz limpia y clara, pero no aguda ni estridente, recreándose en unos melismáticos y difíciles registros bajos y derrochando potencia, dominio, temple y mando en los altos, sin alterar sus gestos faciales.
Impagable, también la labor de sus acompañantes: Guillermo Guillén, guitarra, Marcos Jiménez y Juan Aguirre a las palmas.
Felicidad y suerte para un futuro prometedor.
Y agradecer a la dirección de la peña por la elección de esta gran artista para una velada flamenca y con duende.
Página web de Rocío Márquez: AQUI
Cantes y letras escogidos con gusto:
-Estilos de Málaga recordando a Chacón, Juan Breva y Frasquito Yerbabuena.
-Una canción de Vallejo, cantada por bulerías y dedicada (¡qué detalle!) a nuestra admirada Raquel Cantero, presente en la sala.
-Soleares templadas, sin prisas y respetando el compás.
-Tangos granadinos y de Patora con una pincelada final de extremeños.
-Magnifico pregón caracolero.
-Aires de Levante con una taranta clásica con aires de murciana en algunos tercios.
-Cantiñas gaditanas de la Niña de los Peines y de La Juanaca.
-Y, ¡cómo no!, fandangos de su tierra con letras alusivas a Juana María, Paco Toronjo y Juan Díaz, cantados con brío, temple y mando.
-Terminando con una bulerías frescas, alegres, modernas y permitiéndose el lujo de ilustrarnos con unas pataitas muy bien marcadas y del gusto de la concurrencia.
Y sobre todo cantó con estilo y personalidad propia. Temples originales y poco escuchados. Voz limpia y clara, pero no aguda ni estridente, recreándose en unos melismáticos y difíciles registros bajos y derrochando potencia, dominio, temple y mando en los altos, sin alterar sus gestos faciales.
Impagable, también la labor de sus acompañantes: Guillermo Guillén, guitarra, Marcos Jiménez y Juan Aguirre a las palmas.
Felicidad y suerte para un futuro prometedor.
Y agradecer a la dirección de la peña por la elección de esta gran artista para una velada flamenca y con duende.
Página web de Rocío Márquez: AQUI
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Las cautivaba, prima, el mes de enero
a todas las flores del año
y en llegando el mes de abril
salían de su cautiverio
Las cautivaba, prima, el mes de enero
a todas las flores del año
y en llegando el mes de abril
salían de su cautiverio
(Cantiñas de la Niña de los Peines cantadas por Rocío Márquez)