Siempre que escucho a Cobito (la entrada de ayer así me lo corroboró) no puedo evitar el pensar en
Bernardo el de los Lobitos.
El sentimiento de su cante, la dulzura de su voz de azúcar, su trayectoria y tantas cosas que tienen en común siendo, a la vez, tan diferentes...
Para no repetir lo ya publicado les enlazo esta entrada con la publicada el 19 de julio de 2012
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Anoche soñaba yo
que los lobitos me comían
y eran tus ojitos negros
que me miraban y me decían:
¡Por Dios no me desampares
que yo he perdío la caló
de mi pare y de mi mare!