Por mucho que se empeñen algunos flamencólogos y aficionados puristas que dicen que el flamenco nunca ha supuesto, ni debe suponer, una lucha política, todo el pensamiento andaluz ante la vida se traduce en una sorda desesperación hacia dentro, en una congoja, en una apetencia de rebeldía, que trasparece en la copla flamenca con todos los matices de una sensibilidad herida en los problemas sociales.(Carlos y Pedro Caba en su libro “Andalucía, su Comunismo Libertario y su Cante Jondo”, apartado referente a “LO SOCIAL”
La
rebeldía y el flamenco no siempre han ido de la mano, pero obviar en la
historia del flamenco la importancia del pensamiento crítico y la acción
política es eliminar de un plumazo lo que siempre se quiere quitar de la
Historia: el compromiso del arte por cambiar el mundo. (Juan Pinilla en “Las Voces que no callaron”)
Dos citas que demuestran que la rebeldía en la poesía flamenca no siempre ha sido bien vista por algunos aficionados; pero está claro que siempre, de una forma u otra, se ha manifestado algún tipo de reivindicación o protesta como lo atestigua el disco, cuya portada adjuntamos, publicado en 2014 por Passarella, producido por Manuel Cerrejón, con artistas represaliados por la dictadura en su mayoría.
Curioso el caso de la Niña de los Peines que grabó en 1932 unos tangos que decían:
cuando le ponen al puente
banderas republicanas!
Hasta la
proclamación
de la III Republica
¡Viva el
14 de Abril!
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