domingo, 24 de octubre de 2021

VICTIMAS Y VICTIMARIOS






   Anda revuelto cierto gallinero político a cuenta

de las declaraciones de Arnaldo Otegui 

y su "dolor" por el dolor causado.

No voy a entrar en el tema.


Al mismo tiempo recibo la noticia del fallecimiento de 

Sacramento (23-01-1930 - 21-10-2021) 

hermana de Felipe Lara, un

 trabajador incansable del arte y la cultura

 que tengo el honor de gozar de su amistad.


Para dar voz a otras victimas, 

silenciadas por el olvido, 

transcribo la carta de Felipe


Felipe Lara

0:55 (hace 7 horas)
para 

Muchas gracias querido Pedro, somos compañeros de sanos ideales, sufridores de látigos tiranos, anhelantes del cambio democrático que está por llegar. Deseamos que este ambiguo presente sea leve y nos lleve juntos a un imperecedero tiempo de justicia, donde la máxima de toda la humanidad sea el bien común y la igualdad con reparto.

 

En 1939, mi hermana Sacramento con 9 años y hasta muy avanzados los 12, recorrió muchos días andando con deficiente calzado los 14 kilómetros, que hay entre La Solana y Manzanares (C. Real), -28 kilómetros ida  vuelta-, acompañando a nuestra madre que iba a llevarle ½ pan a nuestro padre, donde estaba injustamente encarcelado por los insurrectos abuelos, de los que tanto reclaman hoy justicia por las víctimas del terror.

 

Mi hermana Sacramento tuvo que sufrir insultos de los muchachos mal educados por los vencedores de la cruzada. Muchos impactos brutales en sus sentimientos, por noticias diarias de fusilamientos de compañeros de nuestro padre, quien también estuvo puesto en lista dos veces (salvado por un Capitán vecino suyo que lo conocía desde la infancia, sabedor de que su único mal había sido favorecer pacíficamente a los trabajadores del pueblo).

 

Muchas veces salieron de la cárcel llorando mi madre y mi Hermana, porque les habían dicho que nuestro padre ya no necesitaba el medio pan, por lo que le esperaba al amanecer del día siguiente, quedándose dormidas en cualquier rincón en espera del criminal desenlace. Resultando que todo había sido una malvada patraña para hacerlas sufrir a ellas, al tiempo que como castigo a nuestro padre ese día lo dejaban sin comer el ½ pan, poniéndole aún tiempo en la angustiosa duda de si les habría pasado algo. Pese a todas las canalladas de aquellos verdugos, cuando al día siguiente les comunicaban que seguía vivo, para ellas era volver a la ilusión de vivir.

 

Y así 40 meses, para después al salir de la cárcel desterrar a nuestro padre y con él a nuestra madre, nuestra abuela Manuela (que también sufrió varios meses de cárcel hasta que al caer enferma la soltaron) y mis hermanos: Miguel, Sacramento, Vicenta y Rafael, a 200 Kilómetros de La Solana, siendo el lugar de destino Don Benito (Badajoz), donde yo nací el 12 de abril de 1945, habiendo sido robado antes de nacer, al quitar a mi familia casa y tierras.

 

Que yo sepa, nadie a lo largo de 82 años, ha pedido perdón a ningún miembro de mi familia por tan crueles vejaciones, robo, desarraigo de la tierra de su nacencia y pérdida de familiares por la misma sin razón y mala conciencia de los sublevados.

 

Lo dijera “Paca La Culona”, o su ahijado “El Corina-cuernos”, ¡La  justicia no es igual para todos!

 

Con 76 años y toda la fuerza de la razón, tu amigo Felipe Gértrudix Lara te manda un fuerte abrazo.



In memoriam de

Sacramento, 

Victoria Yuste de Villafranca, 

Carmen, Martina, Blanca, Pilar, Julia

Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina,

Dionisia, Victoria, Luisa 

y tantas y tantas más...


Para que sus nombres no se borren de la Historia.


*****

MI HERMANA SACRAMENTO

23/01/1930-21/10/2021



Mi hermana Sacramento,

anunciaba despedida,

sin saber en qué momento

era su libre partida:

De este mundo de dolor,

   desolación y tristeza,

tan ausente de justicia,

como de amor y nobleza.

Qué pena, qué de esta vida,

marche sin curar heridas,

que en temprana edad sufrió

de insurrectos españoles:

Ladrones y asesinos,

alzados en sublevación,

con título de cruzada

matando en nombre de Dios.

Hoy es un oscuro día,

por mucho que alumbre el sol,

para cuantos la quisimos

y en su vuelo nos dejó:

Con lágrimas en los ojos,

y pena en el corazón,

porque bien sabemos todos

que sano ideal profesó.

Hasta pronto Sacramento,

donde estés, espéranos,

que será muy corto tiempo

la triste separación:

Y pronto estaremos juntos,

allí donde brilla el sol,

en ese espacio infinito

sin cadenas, ni dolor.



Felipe Gértrudix Lara

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