Con una postal navideña (cogida de internet y de autor desconocido),
sobre un cuadro de Antonio Valentín Cortés,
y un villancico
deseo a todo el mundo
PAZ, AMOR Y FELICIDAD
y no sólo para estos días sino,
y en especial,
para todo el resto del año.
De la película Flamenco de Carlos Saura, Tomasa "La Macanita", con el coro de la Peña Flamenca Tío José de Paula de Jerez de la Frontera, canta el famoso Villancico de Gloria de Manuel Fernández
Durante el siglo XIX, y gran parte del XX, el cantaor expresaba en sus coplas sus quejas íntimas, sus duquelas personales, su hambre, su amor, su dolor, su amargura, sus desgracias y a veces también sus alegrías. El cante se transmitía oralmente y estaba limitado a grupos reducidos o al ambiente familiar y por eso expresaba sentimientos individuales. Como nos cuenta Félix Grande:
"...Manolito de María cantaba porque había vivido..."
Con la profusión de los nuevos medios de comunicación de masas y a partir de los años sesenta surgen una serie de cantaores jóvenes cuya vida, sin ser un camino de rosas, ya no es tan mala o tan dura como la de las épocas pasadas y sienten la necesidad de denunciar problemas colectivos, sociales, políticos, de injusticia social y de la problemática de su época. No han aprendido el cante en familia sino a través de los discos y los nuevos medios.
Esta urgente necesidad de renovación se plasma principalmente en las letras. Conservan el cante en toda su pureza pero, al igual que en otros géneros musicales, sus coplas denuncian la falta de libertad de expresión, la injusticia social, el paro, la emigración y el desarraigo que una férrea dictadura intenta ocultar.
Frente al llamado "neoclasicismo flamenco" que trata de regresar al cante tradicional surge un "renacimiento cultural flamenco" y no son pocos los intelectuales que, desde dentro o desde fuera de España, tratan de oponerse política y culturalmente a la dictadura a través del flamenco: Francisco Moreno Galván, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gala, Rafael Alberti, Manuel Viola y un largo etcétera. Es la entrada del flamenco en la universidad.
La voz cantante (y nunca mejor dicho) la llevan José Menese (cantando letras de Francisco Moreno Galván), Diego Clavel, Manuel Gerena y El Cabrero (que cantan sus propias letras) por citar sólo los más destacados.
De todos ellos, el más criticado por los puristas ortodoxos fue José Menese.
El programa "Rito y Geografía del Cante" le dedicó, en 1.972, un capítulo del que hemos sacado el siguiente fragmento. Tras una breve introducción en off de José María Vázquez Gaztelu, director de la serie, un joven José Menese, acompañado por Manolo Brenes y en presencia de Diego Clavel, nos canta "Vengo a cantar mis pesares", unos tangos de Málaga escritos por Francisco Moreno Galván.
Sus recitales en las universidades de toda España nunca estaban exentos de incidentes y no se sabía como iban a terminar. Los grupos fascistas no permanecieron ajenos a estos recitales: Menese había dedicado a los Guerrilleros de Cristo Rey unas bamberas con el título "Qué bien me suena tu nombre" en su LP de vinilo "Los que pisan la tierra" de 1.974
Las críticas de este sector, que se llamaba ortodoxo, le afectaban profundamente. A título de ejemplo resumimos una de ellas del libro que da título a la entrada:
En 1.978, Emilio Jiménez Díaz, crítico flamenco, escribió una reseña muy negativa sobre una actuación de Menese en el Festival de Mistela de Los Palacios (Sevilla) que entre otras cosas decía:
""...el público aficionado paga para escuchar cantar, no para escuchar arengas oportunistas (...) No se puede decir en un festival que lo que quiere es que se arregle el paro, porque no es el sitio idóneo para arreglarlo...""
A lo que Menese, en una carta, le contestó, entre otras cosas:
""...A usted no le molestó que yo manifestara que deseaba que se arreglara el problema del paro: a usted lo que le molesta es que yo opine... Pero yo me considero con derecho a opinión...""
y terminó la carta con unos versos de Martín Fierro que dicen:
He oído muchos cantores
que era un gusto escuchar,
más no quieren opinar
y se divierten cantando:
pero yo canto opinando
que es mi modo de cantar.
Además se mantuvo firme a lo largo de toda su carrera artística y cuanto más criticado era, más fuerza cogía para sacar nuevos discos con letras aún más comprometedoras y contestatarías con la situación del momento. Lo dice por tientos en su disco "El viento solano" de 1.993
Firme me mantengo,
firme hasta la muerte,
confirmo y afirmo
que no he de cambiar,
que como firme me he de sostener,
cuando muera dirán siempre:
murió pero firme fue
*****
Yo creí que el sol salía a to' el mundo calentando y ahora veo que le va dando, según la experiencia mía, a algunos calor to' el día y a muchos de cuando en cuando
Francisco Moreno Galván y cantado por José Menese.
Llevo largo rato pensando en lo de agoreros y, aunque no me gusta el término, no encuentro otro mejor para referirme a aquellos que desde hace casi doscientos años llevan pronosticando que "esto se acaba".
Y por eso de que no me gusta el vocablo quiero aclarar que en modo alguno lo utilizo en forma despectiva. Los personajes que voy a nombrar merecen todo mi respeto, han sido, son y seguirán siendo grandes figuras del flamenco; pero, en mi modesta opinión, se equivocaron como lo seguirán haciendo todos los que anuncian la hecatombe o el apocalipsis del Arte Flamenco.
--La larga lista la inaugura Antonio Machado y Álvarez, "Demófilo" (Santiago de Compostela, 1.848 - Sevilla, 1.893), padre de los Machado, cuando ""...anuncia con toda solemnidad la muerte inminente del "cante gitano", cuya pureza, dijo, sufría mil peligros en aquellos cafés abarrotados de un "público que paga"..."" (Miguel Mora en "La Voz de los Flamencos")
Silverio Franconetti, el Gran Payo, demostraría que lo que Demófilo llamaba muerte no era sino evolución, sin olvidar que la mayoría de los estilos flamencos nacieron en la época gloriosa de los Cafés Cantantes.
--Fernando Rodríguez Gómez (Triana, 1.867 - Camas (Sevilla), 1.940), más conocido como Fernando el de Triana, cantaor profesional y autor del libro "Arte y Artistas Flamencos", editado en 1.935, también teme por la decadencia y escasez de cantaores sistemáticos como Juan Breva, El Canario, Chacón, Fosforito el Viejo, etc. y critica a la pléyade de "niños" y "niñas" que sólo saben cantar fandangos y milongas.
""Estos niños ya se sabe: fandangos y más fandangos, pero todos los fandangos iguales; y si el público tiene el mal gusto de hacerles repetir, se dejan venir con el "Sordao herío" o "Juan Simón" (...) ¿Por qué el público que paga no obliga a esa legión de marchosos, amparados, sin derecho a ello, en el nombre de artistas, a que aprendan a cantar y cuando sepan que lo exploten profesionalmente?...""
En esta época de la llamada Ópera Flamenca, denostada por tantos y tantos flamencológos, se crearon los fandangos de Pepe Palanca, el Gloria, José Cepero, Macandé, Manuel Vallejo, El Carbonerillo, el Niño de la Calzá, Antonio El Sevillano, Pérez de Guzmán, Niño de Fregenal y tantos otros. Y no digamos nada de las colombianas y otros de los llamados Cantes de Ida y Vuelta.
--Antonio Mairena (Mirena del Alcor, 1.909 - Sevilla, 1.983) grande entre los grandes, una enciclopedia del cante que estudió, investigó, recuperó y revalorizó cantes que, de no ser por él, se habrían perdido en la noche de los tiempos. Todo lo bueno que se diga de él será siempre poco; pero creo que cometió el error de intentar dogmatizar y proclamar lo que era válido y lo que no lo era, primando al cante gitano por encima de todo.
--Mas dogmáticos aún fueron sus seguidores y la corriente del Mairenismo sacralizando la figura del Maestro a extremos casi heréticos. Muchos seguidores de esta corriente hablan de la estética de lo jondo de forma excluyente identificándola con el lema "Jondo o Nada". Para mí la estética de lo jondo se identifica con la pintura, la poesía, la fotografía y todas las manifestaciones artísticas inspiradas o basadas en el Arte Flamenco.
--Antonio Nuñez "El Chocolate" (Jerez de la Frontera, 1.930 - Sevilla, 2.005) en su disco "Mis setenta años de cante" escribe:
""Recuerdo con tristeza un Flamenco grande y universal. Un Flamenco espiritual y hermoso que muchos hombres y mujeres -artistas y aficionados- contribuyeron a que sea una de las músicas más reconocidas del mundo, y creo que se nos va. Me estoy quedando solo.""
--Manuel Agujetas, de una de las sagas cantaoras más flamenca y más gitana de Jerez, cantaor con denominación de origen, es todavía más drástico y claro:
De uno de los programas de la serie "Algo más que Flamenco" que presentaron Sara Baras y Paco Sánchez y repuesto recientemente por el Canal Clásico de RTVE
Podríamos seguir con más citas y esto sería interminable.
A todos estos grandes personajes, desde su exclusivo punto de vista, no les falta razón. Pero yo, humildemente, pienso que se equivocaron al considerar al Arte Flamenco sólo bajo una parte del mismo (cante gitano, cante puro, cante grande, baile de Jerez, etc.)
Para mí el Flamenco es mucho más. En la música flamenca caben los gritos desgarrados de una seguiriya cantada por Manuel Agujetas, las filigranas melismáticas de un Pepe Marchena, las novedosas creaciones de Morente, Paco de Lucía, Lebrijano o Sara Baras (por citar sólo unos pocos), los fandangos, las milongas, las soleares, las bulerías y por qué no las fusiones con otras músicas. Todo eso, siempre que tenga calidad, no acabará con el Flamenco sino que lo enriquecerá y lo hará cada vez más grande.
No sabemos como será el Flamenco del siglo XXII; pero lo que no me cabe duda es que seguirá existiendo.
Termino con este "Poema del Tiempo", fragmento de "Así que pasen cinco años" de Federico García Lorca, que nos canta Enrique Morente acompañado por las guitarras de Juan Carmona Habichuela, Montoyita y la bandurria de Rafael Andujar.
¡Que lo disfruten!
XXX. Enrique Morente. Poema del tiempo (Suprimido por el autor)
***** A un gachó que presumía de ser mu puro de raza y de sangre esclarecía, como nunca se lavaba, la mugre se lo comía
En los prolegómenos de la última velada de la Peña Flamenca de Cáceres, algún socio, en uno de los típicos corrillos que se forman, se quejaba de la larga ausencia de un espectáculo de baile flamenco en nuestra peña.
Mi docto amigo Simón, Niño de la Ribera, "correcaminos" del flamenco, hombre sensato y de gran experiencia por su dilatada carrera artística, presente en aquel grupito, dijo algo parecido a esto:
""Antes íba un guitarrista, un cantaor y un bailaor o bailaora cosa que se podía pagar. Ahora, un cuadro flamenco necesita como mínimo cajón, palmeros, cantaores, y cuerpo de baile lo que quiere decir que hay que pagar a un montón de gente y eso no puede asumirlo una peña con los medios de la nuestra""
Y esto me dio la idea para esta entrada sobre el baile flamenco de ayer y de hoy.
Y como una imagen vale más que mil palabras, podemos comparar los dos vídeos siguientes:
El primero data de principio de los años setenta aproximadamente. Lucero Tena, con bata de cola, palillos (castañuelas) y su flor en el pelo, como mandan los cánones flamencos, juega, ronea y se funde con Gabriel Moreno que le canta por seguiriyas siguiéndole el juego. Participa también Victor Monge "Serranito" con su guitarra.
Más clásico, más arte y con menos flamencos: ¡imposible!
En el segundo, de 1.998, Antonio Canales, vestido de cualquier forma menos flamenca y rodeado de artistas, nos baila unas bulerías por soleá para quitarse el sombrero. El vestuario y toda la parafernalia que rodea al bailaor dejan de tener importancia cuando Canales inicia su baile.
¡Qué gran artista!
Ambos vídeos me parecen antológicos.
Uno se podrá decantar más o menos por una u otra forma de baile; se podrá emocionar más o menos con uno u otro artista. Un bailaor o bailaora podrá incluir en su grupo más o menos colaboradores y éste o aquel instrumento. Pero como no transmita emoción y sentimiento ya puede llenar el escenario de gente que no le servirán para ocultar su mediocridad.
¿Quién dijo que la evolución acabará con el flamenco?
Sigo reafirmándome en mi idea de "renovarse o morir".
*****
Dices que duermes sola, mientes como hay Dios, porque de noche, con el pensamiento, dormimos los dos
¡No, no..., que no! Que no vamos a hablar de vinos.
Vamos a recordar a los grandes genios del cante que nacieron en el citado año de mil novecientos nueve y especialmente a tres que a mi juicio han sido olvidados por el gran público flamenco. Al menos no se les ha tratado debidamente en el año en que se cumple el centenario de su nacimiento.
Manuel Ortega Juárez, Manolo Caracol (9 de julio de 1.909) fue homenajeado en el XXXVII Congreso Internacional de Arte Flamenco, tuvo su homenaje el 5 de Mayo en Sevilla y hasta se ha publicado un libro para celebrar el centenario de su nacimiento.
Y claro, muy merecidamente desde luego, estos dos genios centenarios se han llevado hasta el momento todos los honores.
Desde este humilde rincón flamenco quiero reivindicar la figura de otros tres grandes del cante que también forman parte de esa gran cosecha de 1.909: y nos estamos refiriendo a:
Dolores Jiménez Alcántara, la Niña de la Puebla (Puebla de Cazalla, 28 de julio de 1.909) la musa ciega de los campanilleros que paseó su arte por todo el territorio nacional en compañía de su marido Luquitas de Marchena y de sus hijos Pepe y Adelfa Soto. Y lo de pasear puede ser un eufemismo pues más que paseos era un arrastrarse de teatro en teatro, de pueblo en pueblo, de feria en feria para, ¡eso sí! hacer felices por un par de horas a millones de españoles y españolas que no deberían olvidarla.
Antonio Pérez Guerrero, El Sevillano (Sevilla, 15 de abril de 1.909) que alcanzó la gloria, además de por su arte, por haber creado un estilo de fandango propio que ha quedado para siempre ligado al repertorio clásico del cante. Un fandango a la medida de sus facultades, cortito si se quiere, pero emocionante, firme y con un final acelerado muy difícil de imitar. Él mismo así lo reconocía:
""En mis fandangos tal vez lo difícil esté al final. Es una cosa de velocidad. Hay que recortar, y decirlo to' en un momento. Mi cante es recortao, no se puede alargar...""
XXX. EL SEVILLANO. Fandangos personales. (Suprimido por el autor)
Y María Zamorano Ruiz, María La Talegona (Córdoba, 11 de agosto de 1.909), única hembra de los seis hijos que tuvo Rafaela Ruiz conocida por "La Talegona" y la culpable de que el cante de María no se perdiera en la noche de los tiempos. La niña era muy tímida y no había manera de subirla a un escenario y menos para cantar. Animada por los premios, ganados en los concursos en que su madre la apuntaba, dejó de limpiar cines y teatros para ser protagonista en ellos. Actuó en Suiza, Holanda y Alemania haciendo las delicias de los emigrantes españoles que trabajaban en estos países. Aprendió a escribir su nombre para poder firmar los autógrafos que le pedían. Pasado el tiempo y de vuelta en su ciudad natal, siempre soltera, vivió rodeada del cariño de sus amigos y familiares. Un sobrino suyo, Talegón de Córdoba, es hoy un afamado cantaor que alterna sus actuaciones con las clases que imparte en la Academia Amor de Dios y otros centros cordobeses
Para remediar, en la medida de mi modestia, el escaso eco que el centenario del nacimiento de estos tres grandes artistas ha tenido en la prensa y revistas dirigidas al gran público, les rindo este humilde homenaje.
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Con un bien se paga, tú no debes olvidar, que un mal, con un bien se paga. Con eso demostrarás que la mentira se acaba cuando llega la verdad