No hace mucho agradecía a mi amiga
Ramona de
La Gaceta Flamenca el envío del librito, de E. Neville, "
Flamenco y Cante Jondo" dedicándole una entrada al mismo.
De nuevo, esta buena y querida amiga, me sorprende, muy agradablemente por cierto, con el envío de una copia de la pelicula que el mismo autor dirigió en 1.952 con el título de "
Duende y misterio del flamenco".
Fueron las dos contribuciones de
Edgar Neville, aficionado e introducido en el mundo del arte flamenco por García Lorca, a "
esa forma de expresión de un pueblo inarticulado y analfabeto" como a él le gustaba llamar al
cante grande.
No soy experto ni un gran aficionado al cine. Para mí una buena película es aquella que consigo ver entera, que me engancha con algo y que no me deja caer en los brazos de Morfeo. Quiero decir que renuncio a hacer comentarios técnicos o artísticos sobre el film en cuestión. Pero quiero decir sólo un par de cosas:
- Fue rodada cuando, en palabras del propio autor, "...el cante se va a morir, cuando a los más aficionados empieza a aburrirnos...". Así pues, yo creo que fue la precursora de otros acontecimientos (Antología Hispavox de 1.954 y el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 1.956) que vinieron a sacar al cante grande del pozo en el que se había metido 30 años atrás.
- Inició una todavía escasa colección de largometrajes sobre el flamenco.
- Tiene ese sabor, ese regusto y esa emoción de las cosas antiguas, que no viejas, que no pierden nunca su valor ni su vigencia por mucho tiempo que transcurra, por muchas modas que lo invadan o por muchas rayas y defectos que se acumulen en sus envejecidas copias.
"Duende y misterio del flamenco" de Edgar Neville. El baile de la caña.
En el fragmento que hemos elegido, un baile de pareja interpretando
una caña clásica, el mantón, los palillos, la bata de cola, la forma de vestir, la comunicación entre bailaor y bailaora (él bailando en masculino y ella adornándose con un hermoso baile de cintura para arriba), sin prisas, sin carreras, sin alardes de técnica, reposadamente, cada cosa en su sitio y a su tiempo, ....
En fin cosas que hoy parece que se olvidan.
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(...)
¡Cuánta muerte se ibade tu contorno fofode planeta vencidocuando fueron tus dedos golondrinasy ritmo de rosales te ilustraban los pies!(...)
José María Requena: "Tía Juana la del Pipa" (fragmento)